El salón de actos de la Universidad Europea del Atlántico albergó la gala de la entrega de premios de la Academia Cántabra de Gastronomía el pasado fin de semana, en la que se reconoció el trabajo de un sector especialmente castigado por la pandemia y se homenajeó al cocinero Nacho Basurto, recientemente fallecido.
UNEATLANTICO, que tiene representación en la Academia Cántabra de Gastronomía, fue el escenario de un acto en el que se cumplieron estrictamente las medidas de seguridad y que se abrió con unas palabras en apoyo del sector hostelero, que fueron remarcadas por la entrega de un premio especial que fue recogido por Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria.
También se dedicó una parte del acto al cocinero cántabro Nacho Basurto, recientemente desaparecido, cuya familia recogió una placa en la que se nombra al chef cántabro como académico a título póstumo.
En la gala también tomó la palabra el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien realizó una breve intervención, más orientada hacia el tema de la vacuna contra el covid, que a la propia hostelería, aunque calificó a este sector como “buque insignia de la región”.
A lo largo de la gala, la Academia Cántabra de Gastronomía hizo entrega del galardón al mejor chef en la persona de Ignacio Solana, del restaurante Solana, de Ampuero. Fue premiada como mejor jefa de sala Elvira Abascal, del restaurante El Nuevo Molino de Puente Arce. El restaurante reconocido como el mejor en la especialidad de cocina tradicional fue el Segis, de Carrejo, que dirige Luis Prieto, en Carrejo. El premio a la mejor camarera de barra recayó en Gema Montes, del restaurante Cañadío, de Santander. Finalmente, Ángel Luis Gómez Calle, de Umami, recogió el premio especial de la Academia por su trayectoria y dedicación para transmitir los valores de la gastronomía a través de las numerosas iniciativas que ha conseguido impulsar.