Quizá muchos de los que estáis leyendo esto ahora mismo no recordéis, o ni tan siquiera seáis conscientes, de que hubo una época en la que los besos, algo que para nosotros es tan cotidiano, eran una cosa muy privada y de una cargada connotación moral negativa. El beso era entonces, una parte de las relaciones personales que debía quedar relegada, exclusivamente al ámbito más íntimo de las parejas.
No penséis que hablamos del medievo o la antigua Roma, donde por cierto sí que se estilaba bastante el libertinaje, sino de la época de nuestros abuelos.
Puedes incluso preguntarle a él mismo para que te cuente en primera persona cómo eran las cosas entonces, o cuanto esfuerzo le costó conseguir un “simple” beso de la que probablemente hoy sea tu abuela. Porque, aunque prefiramos alejar estas imágenes de nuestra cabeza, ellos también fueron jóvenes, ellos también ligaban y por supuesto ellos también se divertían haciendo locuras y besando con pasión.
Así que reconóceles su mérito, porque es gracias a generaciones como la de ellos, que con su lucha por la libertad y el progreso, consiguieron del beso, un bonito acto en el que demostrar nuestro amor públicamente.
Hoy se celebra en todo el mundo, como cada 13 de Abril, el día internacional del beso, una cita que congrega a millones de personas, a lo largo y ancho del planeta, con el fin de reivindicar los placeres asociados a la acción de besar en sí misma. Lejos de formalidades o encuentros netamente sexuales y como homenaje un grupo de alumnos pertenecientes al grado de Traducción e Interpretación de la Universidad Europea del Atlántico, ha realizado un vídeo en colaboración con los compañeros de Comunicación Audiovisual mostrar de la forma más internacional del concepto beso.
La festividad no está instaurada oficialmente, sino que se fijó este día en concreto en memoria de un beso icónico. Que no fue el de Iker Casillas a Sara Carbonero en el Mundial de Sudáfrica, ni tan siquiera el protagonizado por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart en Casablanca. El beso en cuestión pasó a la historia no por su calidad, sino por su duración. Ni más ni menos que 58 horas 35 minutos y 58 segundos permanecieron besándose una pareja Taiwanesa, originando así el beso más largo de la historia y el inicio de esta celebración.
Pero más allá de los beneficios sociales o las tradiciones culturales.
¿Sabías que los besos proporcionan un aumento en la autoestima y reducen el nivel de colesterol en sangre?
¿O incluso que pueden generar una acción más potente que la morfina?
Pues sí, como lo oyes, el simple hecho de besar provoca numerosos cambios físicos y psicológicos que afectan desde el torrente sanguíneo, al aumento del ritmo cardiaco y generan endorfinas que contribuyen a nivelar los niveles de estrés y la sensación de bienestar.
Y no sólo esos beneficios se relacionan directamente a este bonito gesto. Entre otros, también se encuentran la tonificación de los músculos faciales, la liberación del anestésico contenido en la saliva, e inclusive una mejora de las funciones metabólicas del ser humano.
Así que, no dejes para mañana los besos que puedas dar hoy, que tu salud física y mental te lo agradecerá.
¿Acaso hay mejor manera-y más sencilla- de cuidarse que dando un beso de cine?
Me parece que no.