La Federación Cántabra de Bolos ha invitado a los alumnos del Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Europea del Atlántico a participar en su proyecto educativo “Madera de Ser”, que busca fomentar la participación y el conocimiento del bolo cántabro en centros educativos (primaria y secundaria) y ahora también en universidades. Se lleva a cabo en la bolera del Complejo Ruth Beitia, gracias al trabajo de jugadores federados que cuentan con una amplia experiencia dada su trayectoria como profesionales en diferentes peñas bolísticas. Este es el caso de Francisco Javier Puente, Ignacio Migoya y David Abascal, todos ellos expertos en la modalidad de bolo palma, que suman casi medio centenar de ligas jugadas entre los tres y acumulan numerosos títulos de campeonatos, tanto regionales como a nivel nacional.
Francisco Javier Puente, un veterano del bolo palma originario de Astillero, que ha competido en 14 ligas de máxima categoría y ha sido ganador de siete concursos de 1ª Categoría Individual, es también miembro de Madera de Ser. Explica que forman parte de “un proyecto educativo que se puso en marcha en 2001, destinado a que los jóvenes vayan a descubrir la magia del bolo cántabro”, con el objetivo de que “conozcan los bolos como deporte, que sepan cómo se juega, que ubiquen dónde está cada juego, que se familiaricen con las distintas boleras, que sepan las normas, y finalmente, si a ellos les gusta, animarles a que después se apunten a una escuela de bolos que es donde realmente les van a enseñar a jugar”. Asegura que para los niños y jóvenes que van ahí, es una buena oportunidad para tomar una primera toma de contacto con los bolos, para aprender las normas, y un poco cómo se juega. “Es solo un repaso de lo que es el juego para que ellos lo conozcan, a jugar van a aprender en una escuela”. Además, según Francisco Javier “escuelas de bolos hay en todos lados” y generalmente cuando van a la visita al complejo, se les da un folleto con las escuelas de bolos que hay y sus respectivos contactos para que se apunten. Por último, añade que “la mayoría de ellas son gratuitas y el quedarse solo depende de que a ellos les guste y quieran aprender a jugar”.
Historia de los bolos cántabros
En la hora de teoría que se imparte a los estudiantes, se les narra la historia de los bolos cántabros, sus orígenes y las teorías más aceptadas al respecto. Se data que ya en el Paleolítico se practicaba con bolos hechos de huesos de animales tallados, con el objetivo de mejorar la precisión al cazar. Se cree que se jugaba dentro de las cuevas en las que se vivía, pues es donde se han encontrado los restos.
Concretamente en Cantabria, consta que se jugaba ya en 1627, pues se conserva un documento llamado “Bando” en el que el entonces alcalde de Santander prohibía jugar a los bolos en la calle, debido al ruido y los destrozos que provocaba.
Aunque la primera referencia escrita en Cantabria sobre los bolos es el Bando del alcalde de la entonces Villa de Santander en 1627 prohibiendo el juego de los bolos en la calle, no es hasta finales del siglo XIX cuando se producen los primeros intentos de buscar unas reglas de juego comunes para toda la región.
A comienzos del siglo XX siguen los intentos de unificar la reglamentación y para ello se busca también la creación de un ente provincial encargado de velar por la organización de competiciones y la unificación de criterios. El 14 de septiembre de 1919, en Torrelavega, nace la Federación Bolística Montañesa de la que es elegido presidente Darío Gutiérrez, de Puente San Miguel.
Elaboran sus Estatutos y las normas para la disputa del primer Campeonato de La Montaña, que se juega en Torrelavega en 1920 y se repite en 1921. Pero nuevas discrepancias, principalmente entre los aficionados de Santander y Torrelavega, ponen fin a la Federación, volviendo de nuevo a la anarquía, aunque desde el santanderino Café Royalty un grupo de aficionados sigue organizando competiciones y no abandona la idea de volver a contar con una federación.
Tras las buenas gestiones de montañeses afincados en Madrid, en 1941 la Delegación Nacional de Deportes, que preside el general Moscardó, se crea la Federación Española de Bolos y se nombra primer presidente a Antonio Gorordo, que trabaja para que en agosto de ese mismo año se ponga en marcha la Federación Cántabra de Bolos, con Pablo Sánchez Palacín como presidente y estableciendo su sede en el Café Boulevard de Santander.
En 1955 nace la Casa de los Bolos y la Federación comparte su sede, situada en un local de la calle San Francisco, hasta que en 1962 ambas entidades se trasladan a un nuevo local, en la calle Cisneros, que cuenta también con bolera. En 1988 nuevo traslado, ahora a la calle Canarias, y en el 2000 al domicilio actual, en el Complejo Municipal Ruth Beitia de La Albericia, junto a las boleras de las cuatro modalidades practicadas en Cantabria.
Santander acogió en 2005 la reunión de la IV Asamblea General, coincidiendo con la Semana Bolística, incluyéndose la actividad en los actos del 250 aniversario de la Ciudad de Santander, que culminó con una cena de gala en el Palacio Real de La Magdalena. Se desarrolló en el Hotel Santemar, en donde se hospedaron los más de 40 participantes de cinco países, que tuvieron también la oportunidad de conocer Santillana del Mar, Comillas, cuevas de El Soplao (recién inauguradas) y la final del Campeonato de España con el triunfo de Jesús Salmón sobre Emilio Antonio, estableciendo un nuevo récord con 710 bolos.
En 2006 Santander se convirtió en la capital europea de los Juegos Tradicionales al acoger el Congreso y Festival Internacional de Bolos y Juegos Tradicionales, auspiciado y subvencionado por la Unión Europea a través del programa Cultura 2000. Más de 400 personas, de 15 regiones y 7 países, practicantes de más de 70 juegos, unidas bajo el lema “Juega con tu corazón, comparte tu cultura”.
Y ya en 2013, asumieron la organización de la Asociación Mundial de Juegos Tradicionales, ITSGA, que había sido creada en 2009 en Aranda de Duero, y que celebraba en Santander su Asamblea General con 25 representantes de cuatro continentes. En estos quince años Cantabria siempre estuvo presente en las distintas reuniones de la AEJDT y, además, en otras manifestaciones organizadas por alguno de sus miembros, destacando el intercambio con la modalidad de Quilles de Huit, de la región francesa del Aveyron con capital en Rodez.
En el año 2016, con motivo del 75 aniversario de la creación de la Federación Cántabra, también de la Española, Santander de nuevo, en agosto y coincidiendo con la Semana Bolística, acogió un Congreso, un Festival y la Asamblea General de la AEJDT, que celebró aquí su 15º aniversario.
Cuatro modalidades
Son cuatro las modalidades de Bolos o formas de juego que se practican actualmente en Cantabria. De ellas, la más importante es el Bolo Palma, tanto si atendemos al número de instalaciones, participantes o de equipos, como al seguimiento de los aficionados, la atención de los medios de comunicación o el apoyo de las empresas patrocinadoras. Según el orden cronológico, el Bolo Palma es la modalidad con más antigüedad dentro de la Federación Cántabra, puesta en marcha en agosto de 1941; el Pasabolo Tablón incorporado en 1960 fue la segunda, la sigue el Pasabolo Losa en 1982, y muy recientemente, en 2001, el Bolo Pasiego también se sometió a la disciplina federativa.
Estas cuatro modalidades se agrupan en dos familias:
- Modalidades de derribo, donde el objetivo del juego es derribar el mayor número de bolos: Bolo Palma y Bolo Pasiego.
- Modalidades de Pasabolo, donde el objetivo del juego es lanzar lejos los bolos, pasando las rayas, para adquirir mayor puntuación): Pasabolo Tablón y Pasabolo Losa.
Además, el bowling, que tuvo actividad hace algunos años en Santander, es una modalidad encuadrada en la Federación Española pero no hay ahora ninguna bolera de este tipo en la ciudad. Y por otro lado, la petanca, que hasta 1984 estuvo bajo disciplina de la Federación Cántabra de Bolos, hay que considerarla como una modalidad de “bolas” y desde esa fecha cuenta con una federación propia.