Estudiantes del Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Europea del Atlántico, se ha sumado a la labor de AMPROS, de promover un entorno social que ayuda, y cuyo principal objetivo es “contribuir a mejorar la calidad de vida de cada persona”, en especial la de aquellos cuyos derechos se vulneran más en nuestra sociedad: las personas con discapacidad intelectual.
Gema Pernía, directora de apoyos, presentó a la entidad como un “referente en el Tercer Sector”, y afirmó que, desde 1965, tanto su misión, como su visión y sus valores, han girado en torno a lograr que las personas con discapacidad intelectual puedan “alcanzar sus proyectos de vida y su plena ciudadanía” creando oportunidades, además de encargarse de su desarrollo, sus familias y los profesionales y voluntarios que les atienden. También mencionó otras ideas como “difundir, defender, reivindicar y promover derechos y apoyos”, siempre basándose en los principios de “eficiencia en la gestión, innovación y compromiso ético”.
Pernía explicó a los estudiantes en qué consiste la discapacidad intelectual y lo que supone para una persona tener una limitación importante en su funcionamiento, haciendo hincapié en que esta limitación es “consecuencia de la interacción de las capacidades limitadas del individuo con el medio en el que vive”. Por ello, habló de la importancia de ser consciente de que “todos tenemos limitaciones y discapacidades”, y lo expuso en una metáfora en la que relata las dificultades que tendría una persona que no entiende el idioma chino, y que se encuentra de viaje en China, con personas que no saben hablar su lengua y en un lugar donde tampoco existen señalizaciones adaptadas que pueda comprender. Con ello, quiso hacer entender que, en situaciones como esa, necesitas “apoyo para tener autonomía”, es decir, “ayuda del entorno”.
AMPROS pone el foco en las capacidades de las personas a las que ayudan, no en sus discapacidades, y asegura que más que en las limitaciones, debemos centrar la atención en “los apoyos que precisa la persona”, porque estos “son los recursos y estrategias que hacen falta para que se produzca la mayor adaptación posible del medio a la persona”, en busca de su mayor bienestar. En definitiva, la asociación presenta como responsabilidad de todas las acciones de “prestar apoyos y crear entornos accesibles” y habla de la relevancia de dejar atrás adjetivos como “discapacitados” y cuidar las palabras, para hablar de “personas con discapacidad”, resaltando por encima de todo su valor humano.
Por tanto, en su abanico de modelos de apoyo, cuya plantilla consta de 454 trabajadores, de los cuales 270 tienen alguna discapacidad, disponen de una oferta de servicios y programas donde siguen el modelo de educación inclusiva que permite el “desarrollo de habilidades polivalentes y actitudes positivas y de seguridad en el trabajo, además de favorecer un estilo de vida basado en la inclusión social y comunitaria”, por medio de una “atención centrada en la persona” con “sistemas de apoyo personalizados”.
Néstor Velarde, coordinador de Vida Independiente, cedió la palabra a Jacinta, una de sus veteranas en los pisos tutelados, que después de haber trabajado más de 20 años en los empleos que ofrece la asociación, desde limpieza hasta en el mantenimiento de molinos eólicos, se ha jubilado, y forma parte del Programa de Envejecimiento de Ocio en los centros de mayores. Es uno de los ejemplos de desarrollo personal que ha conseguido potenciar AMPROS, pues a día de hoy, Jacinta se dedica a impartir ponencias a magistrados, jueces y procuradores en las que les traslada sus intenciones para que se animen a cooperar.
Laura Gutiérrez, coordinadora de ocio: voluntariado, ocio y deporte y Alma Cuesta, técnico de apoyo en el servicio, expusieron sus labores en la asociación y las resumieron en “estar presente en la sociedad, participar en actividades y desempeñar roles sociales valorados”, porque creen que “la única posibilidad que tiene el ser humano de ser feliz es haciéndose cargo de su vida”.