Ana de Diego, profesora del grado en Psicología de la Universidad Europea del Atlántico y Coach certificada por la Federación Internacional de Coaching (ICF) nos habla sobre cómo afrontar los desafíos a los que nos estamos enfrentando tras las pandemia del COVID-19.Conoceremos cómo superar este duelo para adaptar los proyectos de vida, la idea de felicidad y el éxito.
¿El momento de crisis por el que estamos pasando es la situación más adecuada para tomar decisiones que cambien nuestra carrera profesional o proyectos de vida?
De una crisis puede surgir una oportunidad en lo personal y/o lo profesional. A lo largo de nuestra vida atravesamos varias crisis, no siempre debidas a factores externos como la que nos afecta ahora. Tenemos dos opciones, quejarnos por lo que nos está pasando, o cambiar lo que está en nuestra mano y salir reforzados.
En esta situación que vivimos, lo positivo es que tenemos tiempo para parar y reflexionar. Tratar de formular o reformular nuestro propósito y hacer lo que podamos para ir en la dirección que nos hayamos marcado. Es en los momentos de parón cuando debemos buscar en nuestro interior las respuestas.
¿Esta necesidad de cambio puede ser una respuesta personal a las emociones complejas que se siente durante una crisis?
Está claro que en los momentos de crisis, las emociones son más intensas o así lo percibimos. Ante la incertidumbre del momento actual, la emoción que más se detecta es el miedo. Al futuro, a perder el trabajo, a salir de casa, a enfermar…Ser conscientes de la emoción es el primer paso para poder gestionarla. Tener miedo es lo normal, pero que nos bloquee y nos impida hacer cosas, es lo que debemos detectar y cambiar.
¿De qué manera podemos aprovechar el encierro como oportunidad de crecimiento personal?
Es bueno buscar momentos de tranquilidad y reflexionar sobre lo que es importante para nosotros y en qué medida lo estamos haciendo. Un buen método es escribir lo que pensamos o sentimos y dejarlo reposar, para volver a leerlo unas horas o unos días más tarde. Mejor que darlo vueltas en nuestra cabeza, es anotarlo y re-leerlo para reflexionar sobre lo escrito. De esta manera, nos será más fácil discernir lo que es importante y planear acciones de mejora en aquellas áreas que quiero invertir mis esfuerzos.
Como toda situación difícil y sobrevenida, lo que hagamos será nuestra decisión personal de quedarnos anclados en la queja o buscar la oportunidad que conlleva.
En este sentido ¿cómo pueden cambiar nuestra percepción de la felicidad las situaciones de crisis?
Una situación de crisis puede cambiar nuestra percepción de lo que entendemos, a nivel personal, qué es la felicidad para cada uno de nosotros. Valorar pequeñas cosas que ahora no podemos hacer, como pasear o abrazar a nuestros seres queridos, nos puede ayudar a ver más claro qué es lo importante para nosotros y qué haremos al respecto cuando todo esto acabe.
Quizás podemos darnos cuenta de que tener muchas cosas no es más importante que esos pequeños placeres sencillos de cada día que, muchas veces, no necesitan desembolso económico sino disfrute sensorial o emocional.
¿La educación emocional, que ha crecido mucho en los últimos diez años, cobra ahora más importancia dada la necesidad de saber gestionar las emociones?
Sin duda. El primer paso para gestionar las emociones es conocerlas y detectarlas. Si algún día sentimos tristeza, es normal y debemos dejar que sea así. Pero no podemos abandonarnos a ella. Se trata de buscar y hacer aquellas actividades que me hagan sentirme más feliz.
Lo mismo ocurre con el miedo. Ahora es normal sentir miedo, pero no dejar que nos secuestre a nivel cognitivo y emocional.
Sin embargo, las recomendaciones de salud publicadas por OMS y medios de comunicación durante el COVID-19 se refieren casi todas a los cuidados de la salud física. ¿Pero, por qué hay pocas recomendaciones sobre los cuidados para la salud mental?
Yo creo que en esta crisis se ha avanzado mucho en las recomendaciones sobre la salud mental. Ha habido numerosa información al respecto y es cierto que se han añadido recomendaciones para el cuidado de nuestra gestión emocional y de nuestra salud mental en general. Por ejemplo, el hecho de hacer cosas que nos ayuden a disfrutar y focalizarnos en lo positivo, o dedicar unos minutos al día a meditar o respirar conscientemente. Queda aún por hacer, pero yo creo que algo hemos avanzado porque nos damos cuenta de la necesidad de integrar la salud física y la mental.