Una investigadora de la Universidad Europea del Atlántico (UNEATLANTICO) colabora en un estudio sobre los efectos de las isoflavonas en la salud vascular y el papel de la microbiota intestinal en el metabolismo de las isoflavonas.
El estrés oxidativo y la inflamación son responsables de la alteración del equilibrio endotelial, lo que provoca su disfunción y perjudica el sistema cardiometabólico en general. Dicho desequilibrio es la principal razón del desarrollo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y trastornos vasculares y metabólicos relacionados, como la obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemia y otras enfermedades vasculares ateroscleróticas.
Los aspectos genéticos, ambientales y de estilo de vida, como la dieta, tienen un papel clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Se sugiere que las dietas ricas en alimentos de origen vegetal reducen en gran medida el riesgo de enfermedades vasculares. Se considera que uno de los mecanismos de este efecto es el contenido de polifenoles, que son compuestos naturales que tienen propiedades relacionadas con su composición química y pueden tener efectos en la salud humana.
Las isoflavonas, también definidas como fitoestrógenos y presentes principalmente en la soja y los alimentos a base de soja, son un grupo de polifenoles que poseen una estructura química similar al estradiol, tienen efectos en el cuerpo humano mediante la interacción con los receptores de estrógeno. Diversos estudios han demostrado que la ingesta de isoflavonas puede reducir los síntomas de la menopausia, disminuir la incidencia de determinados tipos de cáncer, como el cáncer de mama y de próstata, y mejorar la salud ósea.
No obstante, las isoflavonas se metabolizan por las células intestinales y la microbiota intestinal para producir metabolitos más biodisponibles y activos, como el equol, que posee un efecto estrogénico más fuerte que las isoflavonas por sí solas. Pero, no todos los individuos tienen la capacidad de convertir las isoflavonas en equol, debido a factores genéticos y geográficos. Esto muestra la necesidad de seguir estudiando la composición de la microbiota intestinal y las diferencias entre productores y no productores de equol para comprender otras variables potenciales implicadas en la capacidad de metabolizar las isoflavonas.
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