El director académico del grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea del Atlántico, Iñaki Elío, ha participado en la elaboración de un artículo sobre los riesgos de los alimentos de IV gama publicado recientemente por el periódico El Español, que dirige Pedro J. Ramírez.
La información está firmada por el periodista Fran Sánchez Becerril bajo el título de “Estos son los alimentos de IV gama: años consumiéndolos y no conoces sus riesgos”. En el texto se explican las características de los alimentos de IV gama, que son consumidos en España desde finales de los años ochenta del siglo pasado. Se trata de productos vegetales, hortalizas y frutas frescas sin tratamiento térmico, preparados, lavados y envasados.
La denominación de IV gama responde a una progresión de la evolución de los alimentos; la I gama son los productos frescos, la II son las conservas, la III son los congelados y la V son productos frescos que han sufrido un ligero tratamiento térmico.
Para Iñaki Elío «podemos encontrar situaciones de riesgo si durante el transporte o almacenamiento de estos alimentos no se mantiene la cadena de frío; o si se consumen pasada su fecha de caducidad, porque cabe recordar que son productos perecederos«.
Lo cierto es que únicamente el 7% de las intoxicaciones alimentarias que se producen son de origen vegetal, siendo las de origen animal el 93% restante. «Con una correcta conservación y manipulación de los alimentos de IV gama, -indica el director académico del grado en Nutrición Humana y Dietética– podemos estar tranquilos a la hora de consumirlos«.
Además, Elío aconseja que «para evitar una intoxicación alimentaria, el consumidor debe comprobar que el alimento se encuentra en nevera, que su fecha de caducidad no ha vencido y una vez abierta la bolsa se conserve en frío, consumiendo el producto de forma inmediata«.
El artículo de El Español concluye refiriéndose a las numerosas críticas que reciben los productos de IV gama por el aumento del volumen de material de envasado y las emisiones de CO2 producido por el mantenimiento del frío a lo largo de todo su proceso. “La industria alimentaria -señala Iñaki Elío– se encuentra en una búsqueda continua para poder reducir el coste energético a lo largo de su proceso de conservación y encontrar materiales para su conservación con menor impacto para el medio ambiente«.